lunes, 14 de abril de 2008

¿Somos realmente libres?

Antes de responder a esta pregunta es necesario conocer el significado de la palabra libertad. Según la Real Academia Española de la Lengua (RAE) es la facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos.

Según esto la libertad es una facultad natural, lo que quiere decir que nos pertenece desde el nacimiento hasta la muerte y que todo el mundo la tiene, pero ¿realmente la poseemos en la actualidad?. Actualmente tenemos millones de cosas donde elegir, en todos los aspectos y ámbitos, pero ¿ejercemos nuestra libertad para llevar a cabo esas elecciones? O ¿estamos coaccionados por algo?

Sobre este tema hay miles de puntos de vista, y es algo que tiene cierto interés. Desde la idea reina por excelencia, durante el despotismo ilustrado: “Todo por el pueblo pero sin el pueblohasta Ramón de Campoamor con: “La libertad no consiste en hacer lo que se quiere, sino en hacer lo que se debe” y pasando por Voltaire con su: “Proclamo en voz alta la libertad de pensamiento y muera el que no piense como yo”. Miles de filósofos, pensadores, escritores, etc... han reflexionado y escrito sobre este tema y casi todos han llegado a la misma conclusión, no existe la libertad.

En mi opinión, no creo que exista una libertad completa, siempre estamos dirigidos por algo, ya bien sea la moda a la hora de vestir, la sociedad o los medios de comunicación a la hora de pensar o actuar de determinada manera, nuestros seres queridos a la hora de tomar ciertas decisiones, etc... Ciertamente somos libres, pero no en el significado total de la palabra, ya que en la gran mayoría de casos nosotros estamos manipulados. Tomamos las decisiones que nos “obligan” a tomar, ya que nos “bombardean” de tal manera con anuncios, propagandas, noticias tergiversadas, etc... que al final de todo tomamos las decisiones creyendo que es lo que realmente queremos, cuando en realidad es lo que nos han dicho que debemos querer.

Todas las frases anteriores demuestran que el ser humano nunca ha sido realmente libre, de una u otra manera se le ha ido manipulando, cada vez las tácticas son más sutiles, más desarrolladas, se utilizan más medios. Pero la realidad es que el ser humano esta tan acostumbrado a que lo manipulen desde que nace que ya no se da ni cuenta, es más en un fragmento de “Filosofía de la historia” de Kant se habla de que, en la Ilustración, se pretendía dar libertad al hombre para que pudiera pensar por sí mismo, para que no tuviera que depender de otros, es más su lema era: “Sapere aude” (“Ten el valor de usar tu propia razón”). Pero el hombre ya estaba tan acostumbrado a que le dijeran que es lo que tenia que hacer en todo momento, que le resultaba hasta molesto tomar sus propias decisiones, “No me hace falta pensar: ya habrán otros que hagan en mi nombre tan fastidiosa tarea”, esa era la ideología en la época. Cabe destacar que la gran mayoría de personas no poseían unos estudios básicos, por lo que era fácil que las personas con algunos estudios las manipularan a su antojo, pero en la actualidad prácticamente todo el mundo tiene unos conocimientos básicos, y esa manipulación sigue existiendo, no de manera tan exagerada pero existe. Y mi pregunta es, ¿esto es debido a que cada vez las tácticas de manipulación son mejores? O ¿es que a caso nos hemos acostumbrado a que nos manipulen?.

jueves, 3 de abril de 2008

Comentario: "Los cínicos no sirven para este oficio" -Sobre el buen periodismo-


Para poder comprender mejor el libro debemos conocer quien es Ryszard Kapuściński. Ryszard Kapuściński nace en Pinsk (Bielorrusia) el 4 de Marzo de 1932 , y vive su infancia en medio de la violencia suscitada por las grandes potencias durante la segunda guerra mundial y la ocupación nazi de Polonia. Esta violencia cambió la vida de toda la población europea. La relación, ambigua, violenta e irónica, entre el poder y la vida cotidiana será el hilo conductor en la carrera periodística de Kapuściński. Estudió en la Universidad de Varsovia Historia y arte, aunque finalmente se dedicó al periodismo. Colaboró en Time, The New York Times, La Jornada y Frankfurter Allgemeine Zeitung. Compaginó desde 1962 sus colaboraciones periodísticas con la actividad literaria y ejerció como profesor en varias universidades. Murió el pasado año, el 23 de Febrero, a la edad de 75 años.

Este libro esta dividido en tres partes:

La primera parte pertenece a un encuentro con Kapuściński el 27 de noviembre de 1999 a causa del VI Congreso “Redactor Social”, este encuentro esta moderado por Maria Nadoti.

Esta primera parte habla sobre todo de cómo trabaja el periodista, la manera de informarse, de escribir, de inspirarse, etc... Los asistentes al encuentro y la propia moderadora, realizan diversas preguntas al escritor, en general todas ellas tienen que ver con su experiencia como periodista y los requisitos que según él debe tener el buen periodismo.

Para Kapuściński el buen periodista es una buena persona, que no es egoísta, ni trabaja en este oficio para enriquecerse, que esta al servicio de la humanidad y no al contrario. En pocas palabras para ser buen periodista se ha de ser buena persona y para que el periodismo pueda recibir el calificativo de bueno deber ser intencional.

La segunda parte es una entrevista realizada el 28 de noviembre por Andrea Semplici.

En esta parte habla de África, de todos los problemas internos que ha sufrido desde la época del imperialismo, las guerras que ha tenido que superar, las crisis y muchas de las experiencias que él ha vivido en ese continente.

La tercera parte es también un encuentro, pero en este caso se produce entre Ryszard Kapuściński y John Berguer.

En esta parte se habla fundamentalmente de las experiencias como escritores de ambos. Cabe destacar algo en lo que hace hincapié Kapuściński, que es el hecho de que él sea un escritor que refleja el mundo, es decir, que tiene que ir al lugar de los hechos para poder escribir sobre ellos, mientras que Berger, es un escritor reflexivo, es decir, que encuentra al inspiración para escribir en sí mismo, puede ver el mundo sin la necesidad de abandonar una habitación. Como dice el propio Kapuściński: “Quedándome en un único sitio, me muero, mientras que John crea”.

En mi opinión, este es un libro que nos ayuda a estar un poco más cerca del complejo mundo periodístico. En él se nos hablan sobre el “buen periodismo”, y si trasladamos todo lo que aquí se nos expone, nos daremos cuenta que cada vez más, el periodismo, y los medios de comunicación, en general, han perdido el norte. Ya no existe el “buen periodismo”, hay un seudo periodismo, que habla de lo que le interesa, que manipula la verdad a su antojo, que monopoliza una única noticia y la explota hasta la saciedad, tan solo para ver que cadena da más información sobre ella y poder ganar a la competencia. Quedan ya, con vida, pocos ejemplos de periodistas con humanidad, que nos muestren la realidad de una forma carismática, cercana y sin alteraciones. Para mi una de las periodistas, que todavía quedan con vida, de este periodismo humano es Rosa María Calaf. Ella ha dedicado su vida al servicio de los demás, ha trasladado su hogar hasta Asia, para poder vivir de primera mano la noticia y transmitírnosla como ya, poca gente hace, hoy en día, porque, por desgracia, en la actualidad tiene más poder un programa del corazón. Estos en los que tan solo importa quien se ha acostado con quien o la nueva novia del “famosillo” de turno pero, eso si, que no falte, una gran discusión o una gran polémica generada en ese programa para que los demás hablen de él. Esos programas tele basura, del corazón y demás es lo que yo considero seudo periodismo, y aun así, ni ese calificativo se merecen. Ya que husmear en la vida privada de los “famosos”, y además de eso, centrarse casi exclusivamente en sus líos amorosos, no creo que tenga nada que ver con el periodismo, es más ni se aproxima.